Capítulo 1: Alejandro Olmedo El cacique arequipeño
El migrante que llevó a Estados Unidos a la gloria. La verdadera historia
Escribe Álvaro Mejía
alvaromejia@miamigoldeportes.com
Hasta 1958, Estados Unidos, la nación con mayor historia y títulos en la Copa Davis, no había ganado la copa desde hacía cinco años, bloqueada por la imbatible Australia. Pero ese año un joven tenista peruano llegaría para cambiar el curso del deporte y la historia, devolviendo el trofeo a Estados Unidos. Llegó a convertirse en una leyenda del deporte. No solo eso: su talento y carisma también lo acercaron a estrellas de Hollywood y la política, entrenando a figuras como Ronald Reagan, Kirk Douglas, Raquel Welch y Katharine Hepburn.
Luis Alejandro Olmedo Rodríguez nació en 1936 en Arequipa, Perú, en una familia humilde pero apasionada por el tenis. «El Alejo nació y comenzó a jugar tenis creo a los 4 años en el Club Internacional antiguo de la Calle San Juan de Dios en el cercado de Arequipa,» afirma su mejor amigo de toda la vida, don Aníbal Pepper. “Teníamos 12 años ambos cuando nos conocimos y jugamos por primera vez en las primeras canchas de polvo de ladrillo de todo el sur del Perú».
Pepper tuvo el privilegio de compartir su vida con Olmedo porque fue un destacado tenista y luego de graduarse de médico, se encontró con su amigo residiendo los dos en Estados Unidos. Recuerda que el papá de su amigo, don Salvador Olmedo, trabajaba como entrenador en el Club Internacional y el joven ayudaba desde niño, recogiendo pelotas y arreglando las canchas: “El Alejo aprendió en canchas duras de cemento. Él ya jugaba muy bien y yo y los otros hijos de socios recién comenzamos a aprender guiados por su padre”. Y un día, apenas con 14 años, el Alejo sorprendió al vencer al campeón local en un torneo abierto, un anuncio claro de su talento y determinación.
Sus primeros pasos competitivos lo llevaron a Lima, la capital del país, donde vivió una etapa decisiva para su formación. Participó en campeonatos en clubes como el Terrazas y perfeccionó su técnica sin un entrenador formal. Olmedohabía nacido para el tenis y derrotaba a cuanto rival se le ponía en frente. Fue ahí donde conoció a Stanley Singer, un profesor de tenis estadounidense contratado por Jorge Harten, presidente de la Federación Peruana de Tenis, para apoyar a Olmedo en su desarrollo. Singer no solo entrenó a Olmedo sino que lo descubrió como una gran promesa.
En 1954, Singer le informó que le había conseguido una beca para estudiar y jugar tenis en la prestigiosa Universidad del Sur de California (USC). Olmedo, su familia y amigos reunieron alrededor de 700 dólares para financiar ese largo viaje que duró 20 días: con 18 años, viajó desde Arequipa al Callao, después atravesó en barco el Canal de Panamá hasta Cuba; luego tomó un avión a Miami y desde allí un autobús hasta Los Ángeles.
Al llegar a Los Ángeles, el recibimiento inicial no fue el esperado cuando al intentar los trámites para inscribirse en la universidad, nadie en la UCS conocía a Singer. Olmedo se encontró sin beca oficial, sin inscripción y con poca ayuda. Consciente de su difícil situación, trabajó para un amigo norteamericano, Joe Cianci, quien lo acogió y lo llevó a trabajar como camarero en un snack de su propiedad. Olmedo tuvo que dormir en un garaje, mientras seguía entrenando con obstinación en pistas públicas.
Su perseverancia le permitió participar en torneos abiertos, ganando destacados resultados en Santa Mónica y después en el campeonato Pacific South West. La atención sobre su talento aumentó y, aunque sus calificaciones inicialmente no le permitieron ingresar directamente a USC, sí consiguió estudiar y jugar en el Modesto Junior College, donde se convirtió en figura. Luego de demostrar su nivel y disciplina, al fin fue transferido a USC, donde alcanzó su máximo esplendor universitario, ganando los campeonatos individuales y dobles en 1956 y 1958 de la NCAA (National Collegiate Athletic Association, en castellano Asociación Nacional Deportiva Universitaria), la principal organización que regula y organiza la mayoría de los programas deportivos universitarios en Estados Unidos. En esa época, fue apodado “The Chief” por su porte de líder y su juego dominante.
Perry Jones, capitán del equipo estadounidense y reconocido cazatalentos, lo vio en esas competiciones universitarias y propuso su participación oficial en la Copa Davis, representando a Estados Unidos. El comité expresó sus dudas, pero Jones argumentó que Perú no tenía equipo en esa competición y así pudo competir ¡con pasaporte peruano!
La final de Copa Davis de 1958 se disputó en Brisbane, Australia, frente a un equipo australiano sólido y dominante. Olmedo ganó su partido contra Malcolm Anderson, y junto a Ham Richardson protagonizaron un maratónico partido de dobles de 82 juegos que ganaron con tremenda entrega. Finalmente, Olmedo venció a Ashley Cooper en el partido decisivo, devolviendo la Copa Davis a Estados Unidos tras cinco años.
El regreso al Perú, portando la Copa Davis, lo convirtió en héroe nacional, laureado por el presidente Manuel Prado Ugarteche y celebrado por un pueblo orgulloso de un ícono que representaba el coraje de la migración y la superación.
Esta es la historia del “Cacique Arequipeño”, un hombre que transformó desafíos en victorias y cuyo legado perdura como símbolo eterno de lucha y gloria.


