El imperio de Márquez ⚽️ Así se forjó la leyenda del ‘Káiser’

Por Henry Babilonia

henrybabilonia@miamigoldeportes.com

Quién diría que aquel joven de 17 años al que Bora Milutinovic le dio la oportunidad de debutar en un amistoso frente a Ecuador en 1997, se convertiría en símbolo y orgullo de México y que su fama traspasaría fronteras, centurias y sin duda hasta la eternidad

Cuando debutó con su selección, fueron apenas unos instantes que le sirvieron para marcar la piel con ese sentimiento y lo expresa así: “Tuve la oportunidad de jugar 20 minutos en los que pude dar un pase de gol. Además de la felicidad de estar en la selección a tan corta edad, me permitió conocer las sensaciones de lo que significaba y después de eso ya nada es igual…Te pones esa camiseta. Sales a jugar en el Azteca. Cantas el Himno Nacional..” 

Soy leyenda

Rafa Márquez es uno de los más grandes jugadores mexicanos de todos los tiempos, una leyenda viva del balompié azteca. Fue el primer mexicano en ganar una liga francesa, el primero en jugar con el Barcelona y el primero en conquistar cuatro Ligas, dos Champions League y un Mundial de Clubes con el conjunto blaugrana. Uno de los pocos elegidos que ha participado en nada menos que cinco Copas del Mundo, codeándose con grandes figuras como Lothar Matthäus (Alemania), Cristiano Ronaldo (Portugal) o Lionel Messi (Argentina).

Los apelativos de El Duque de Cataluña o El Káiser de Michoacán los tiene bien merecidos. Su sólida defensa, su habilidad y, sobre todo, su don de mando impusieron respeto dondequiera. Fue uno de los pocos que tuvo los galones para plantarle cara al mismísimo Messi cuando coincidieron en el Barcelona, y enseñarle dónde hacer fantasías y dónde no, por el riesgo de perder el balón cerca del área.

El camino

Comenzó su carrera profesional en el Atlas (1996), con tan solo 17 años. Tres años más tarde, Márquez ya jugaba en el Mónaco, donde levantó su primer título. Después llegó el Barcelona, y con él los trofeos y el reconocimiento internacional. Fue con el club catalán donde cimentó su leyenda, donde se convirtió en un referente durante siete gloriosos años en los que tocó el cielo.

Su momento más dulce llegó en la final de la Champions League contra el Arsenal, un 17 de mayo de 2006, cuando levantaron la “Orejona” con goles de Samuel Eto’o y Juliano Belletti. Rafa Márquez jugó todo el encuentro y, junto a Carles Puyol, formó uno de los muros más difíciles de franquear para los Gunners.

Cuando llegó el momento de partir, lo hizo con honores de la Ciudad Condal. Continuó su trayectoria en equipos como el Red Bulls, León y Hellas Verona, hasta finalmente cerrar el círculo y retirarse en el Atlas, el club que lo vio nacer como profesional.

La noche triste

Su partido más difícil no fue en una cancha, sino en los despachos judiciales, contra el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. En agosto de 2017, Rafael Márquez fue acusado de lavado de activos para una organización criminal dedicada al tráfico de drogas. Como resultado, le revocaron la visa, congelaron todas sus cuentas bancarias y se le prohibió realizar negocios con empresas estadounidenses. Incluso en el Mundial de 2018 no pudo usar el mismo uniforme que sus compañeros.

Él siempre negó los supuestos vínculos con cualquier organización criminal y tuvo que librar una dura batalla de cuatro años, hasta que en septiembre de 2021 fue finalmente excluido de la lista negra. Fue un episodio catastrófico para el Káiser. Su nombre quedó manchado, aunque a él no le gusta hablar de eso.

El tocayo

Márquez prefiere recordar los momentos alegres. Su anécdota favorita es de cuando tenía 17 años y jugaba para el Atlas, y recibió su primera llamada a la selección mexicana. Obviamente no lo podía creer y no cabía en sí de tanta alegría. Muy pronto descubrió que esa llamada había sido un error de identidad, y que en realidad el convocado era su compañero César Márquez.

Por eso, hoy mira el futuro con optimismo. Rafael Márquez es actualmente asistente técnico de Javier Aguirre en la selección mexicana, y ya tiene un acuerdo para sustituirlo después del Mundial de 2026. Entonces intentará, como lo hizo vestido de corto, convertirse una vez más en leyenda, esta vez desde el banquillo.■

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