Matthew Hernández⚽️ el «Zurdo mágico de sangre cubana!
Por Gerardo Mejía
gerardomejia@miamigoldeportes.com
Hay historias que empiezan mucho antes del primer gol. La de Matthew Hernández nació sin balón de por medio, entre dos jóvenes de 16 años que en 2008 cruzaron el mar desde Cuba buscando un futuro mejor. En Estados Unidos se encontraron, se enamoraron y, sin saberlo, sembraron una semilla que años después germinaría en los campos de fútbol del sur de la Florida.
Matthew llegó al mundo en 2017, hijo de ese amor y de esa valentía. Hoy, con solo 8 años, lleva el escudo del Inter Miami en el pecho y vive su primer sueño cumplido: jugar en el equipo donde brilla su ídolo, Lionel Messi, el mejor jugador del mundo. Su mirada se ilumina cada vez que pisa el césped pensando en emularlo algún día, dar el salto a las grandes ligas del fútbol mundial y defender los colores del país que le abrió los brazos a su familia. En él se mezclan la herencia cubana, la esperanza americana y la inspiración de un genio —una combinación que convierte su historia en un símbolo de fe, esfuerzo y futuro.

Génesis de un Zurdo Mágico
Matthew Hernández nació el 23 de agosto de 2017 en Naples, Florida, hijo de Alexander y Mayve, los dos jóvenes cubanos que llegaron desde La Habana buscando un futuro mejor. Alexander, graduado en Contabilidad y Finanzas, como todo niño cubano comenzó jugando béisbol, pero encontró en el fútbol una pasión adolescente que aún lo acompaña: el juego lo sedujo durante la época dorada del Barcelona de Ronaldinho, Xavi e Iniesta.
Su esposa, Mayve, quien se tituló de asistente dental, carrera que dejó para emprender su propio negocio, nunca mostró interés por ese deporte; incluso, durante su embarazo, le decía entre risas a su esposo que “su fanatismo por el fútbol se le iba a acabar cuando naciera el bebé”. Sin embargo, la vida se encargó de darle vuelta a la historia: cuando Matthew vio la luz, lo primero que lo atrapó fue una pelota. Hoy, esa madre que antes ignoraba el fútbol, celebra cada partido y cada gol como una verdadera fanática.
En una ciudad poco futbolera como Naples, Matthew creció rodeado de apoyo y disciplina. Zurdo para jugar, diestro para escribir, mostraba desde pequeño una conexión instintiva con el balón. “Le compramos un bate y una pelota”, recuerda Alexander, “pero el bate siempre terminaba en el suelo. Él solo quería patear.”
A los cuatro años y medio ingresó al programa infantil del Naples United, y el fútbol se volvió el lenguaje con el que expresaba su personalidad. Poco después fue convocado a un grupo competitivo de niños mayores, dirigido por Marco Magdalener, quien descubrió en él temple, técnica y una visión del juego superior a su edad.
Su evolución avanzó bajo la guía del entrenador Edgar Pedroza, en el ámbito del fútbol sala dentro de Soccer3 Academy. Allí se forjó el estilo del joven prodigio: rápido, pensante y con una zurda educada para crear magia en espacios reducidos. Los fundamentos técnicos aprendidos con Pedroza fueron decisivos para su crecimiento.
En 2025, aquella constancia se convirtió en logros tangibles. Matthew ganó la Bota de Oro de la Liga de Fútbol Sala de Naples, categoría 2017, y repitió el galardón en el torneo All American. Fuera del campo, sus maestros destacan su perfil académico brillante, su madurez y liderazgo natural.
La siguiente estación de su carrera llegó con el club Galácticos, propiedad de Pablo Leaños, quien desde el primer momento lo bautizó como el “Zurdo Mágico” y le dio la exposición que necesitaba para dar otro salto. A su desarrollo se sumó el trabajo formativo y paciente del entrenador Nuremberg Justiniano, guía clave en el proceso de aprendizaje competitivo y emocional.
En 2025, Galácticos participó en la Dream Cup, organizada por el Inter Miami. Matthew jugó todos los encuentros y fue figura durante el torneo. En la gran final, celebrada en el estadio del club, conoció a su ídolo Lionel Messi, un encuentro que selló su destino futbolístico.
El talento no pasó desapercibido. Los cazatalentos del Inter Miami quedaron fascinados con la destreza del pequeño zurdo y se acercaron a sus padres para ofrecerle un contrato formativo. Así, Matthew Hernández se convirtió en jugador del equipo de las Garzas, con un acuerdo que se renovará año tras año hasta que alcance la madurez futbolística y pueda dar el salto a las ligas mayores de la MLS, o hacia donde lo guíe su destino en el fútbol profesional.

Hoy, Matthew entrena con la mirada firme y la sonrisa de quien ya entiende que los sueños se conquistan día a día. Fanático del Inter Miami, del Barcelona y de Messi, sueña con llevar la número 10 en la espalda como un símbolo, como un compromiso.
Entre el amor de sus padres, el esfuerzo de sus entrenadores y la fe en su propio talento, crece un pequeño gigante que aprendió a patear sueños desde la cuna. Su historia apenas comienza, pero ya inspira a todos los que creen que el corazón puede ser la mejor herramienta para alcanzar la gloria.
Los sueños no tienen edad ni idioma, solo necesitan pasión, paciencia y el coraje para seguir jugando en la cancha de la vida. Matthew Hernández es la prueba viva de que, con amor y esfuerzo, se puede construir un destino grande desde el rincón más inesperado del mundo. ■
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